martes, junio 28, 2005

Òn visc?

Alt Empordà, Baix Empordà, Selva, Maresme, Barcelonés, Baix Llobregat, Garraf… así empecé a aprenderme las comarcas catalanas. Ahora, graduada en E.S.O. de dudosa calidad (el propio nombre ya indica que muy buena no será ), y con el título de bachiller legal, sigo tarareando la canción de las comarcas sin dejarme ninguna.

Con diecisiete años, puedo decir con orgullo que conozco el funcionamiento de la Generalitat (y todos sus presidentes), los intercambios de Cataluña con el resto de Europa (¡y el poder que tiene!), y lo fantástica que es mi comunidad respecto el resto de España (y lo mal que nos tratan). Pero aunque pueda votar en las próximas elecciones generales no sé dónde está el Mulhacén, ni dónde desembocan los ríos que no pasan por Cataluña. Intuyo que hay algo en la Meseta... pero no lo recuerdo. Mi mundo geográfico va de los Pirineos al delta del Ebro y del Cap de Creus a Lérida. El resto de España es la gran desconocida, que sólo llego a conocer en horas no lectivas.

Después de la tan temida selectividad sólo puedo avergonzarme de las pruebas que dicen, miden nuestro conocimiento. Para muestra un botón: primer ejercicio de lengua castellana: divida los animales del texto en aves y no aves. Pensamos que era un regalo, que habíamos tenido suerte, pero a mí me pareció un insulto más que un privilegio. Sólo somos la publicidad que necesita el Govern de turno para dar fe del buen nivel que hay en Cataluña en lengua castellana, y de la falta que hace incrementar las horas de catalán.

Durante todo el curso he leído panfletos de propaganda (muy mal disimulada) sobre las grandes ventajas que hay en Cataluña a nivel social, económico, político e incluso medioambiental. No sería tan grave si la propaganda formara parte de programas electorales, pero la leo en libros de texto, en exámenes, la memorizo y temo acabar creyéndomela.

No dudo de la potencia de Cataluña, amo su lengua, su cultura y no me avergüenzo ni reniego de ella, pero guste o no, de momento, no somos independientes… Y aunque lo lleguemos a ser algún día, Cataluña siempre pertenecerá a la península Ibérica y no iría mal conocerla. Incluyendo Madrid, esa gran desconocida…

Marta Núñez